22/05/2019

Publicado el 22/05/2019

Los desarrolladores llevamos años sufriendo por culpa de Internet Explorer. Pero esta mala reputación del navegador de Microsoft no es gratuita y ahora entenderás por qué: cuando tienes que desarrollar una web te pasas horas y horas realizando cambios para comprobar que todo funciona correctamente. Que se ve como tiene que verse.

Lo vuelves a comprobar a diferentes resoluciones para saber que la versión responsive se comporta como debe. Repites este proceso en diferentes navegadores. Y entonces, luego de innumerables esfuerzos y dolores de cabeza… llegas a Internet Explorer.

Cuando ves la web por primera vez en Internet Explorer, no la reconoces. De hecho, muchas veces es necesario comprobar la URL para asegurarte de que no has cometido ningún error al teclearla. Limpias caché en un vano intento de que ese engendro que Internet Explorer te muestra se convierta en la maravillosa web que habías estado maquetando.

Pero no, esa es tu web. Internet Explorer ha decidido que tu CSS debe interpretarse así. Que los estándares son para los demás y que él puede hacer lo que le dé la gana.

Esto se traduce en que, si de verdad quieres que tu web se vea tal y como tú quieres en Internet Explorer, debes esforzarte en realizar código especial, asegurándote de que al hacerlo no estropees cómo se ve en el resto de navegadores que sí siguen los estándares.

Aunque los párrafos anteriores son una dramatización, no deja de ser cierto que la experiencia en Internet Explorer, tanto para los desarrolladores web como para los usuarios finales, es bastante ingrata.

Si todavía no te hemos convencido de esto, a continuación presentamos cuatro razones concretas por las que deberías dejar de usar Microsoft Internet Explorer de una vez por todas.

Razón 1: la ciberseguridad está en entredicho

Desarrollar una web que se vea bien para Internet Explorer es un suplicio, ya que tienes que desarrollar código extra solo válido para este navegador.

Pero el problema va incluso más lejos: Microsoft dejó de dar soporte a la mayoría de versiones de Internet Explorer en 2016, con todo lo que ello comporta.

Esas versiones ya no reciben actualizaciones de ningún tipo, incluidas las de seguridad, por lo que si utilizas una de ellas estás expuesto a todo tipo de vulnerabilidades que no han sido ni serán corregidas.

Hasta Chris Jackson, empleado de Microsoft y experto en ciberseguridad, recomienda dejar de utilizar Internet Explorer en un post publicado en el blog oficial de Microsoft y que se titula “Los peligros de usar Internet Explorer como tu navegador por defecto”.

Uno de los pasajes más compartidos de esta declaración en los medios de comunicación fue el siguiente: “Internet Explorer es una solución de compatibilidad. No estamos dando soporte a nuevos estándares web para él y, mientras muchos sitios funcionan bien, los desarrolladores en su mayoría simplemente no están testeando para Internet Explorer hoy en día”.

Después de que todo internet hiciera eco de su post, Jackson publicó una actualización matizando sus palabras, claramente debido a presiones por parte de Microsoft.

En esta nueva declaración, el experto dijo que como empresa están comprometidos a seguir manteniendo Internet Explorer como un navegador web confiable y seguro.

Razón 2: su baja popularidad no compensa el esfuerzo de desarrollo web

Internet Explorer hoy en día apenas tiene cuota de mercado, ya que la mayoría de usuarios se ha pasado a Chrome y el resto usan Safari o Firefox, dejando al navegador de Microsoft con un 2,7% del share mundial.

Entonces, ¿vale la pena tanto esfuerzo para que un número tan reducido de usuarios que se resisten a dejar de usar Internet Explorer pueda ver la web correctamente? Muchos desarrolladores piensan que no y otros tantos ni siquiera son conscientes que su web puede no estar viéndose bien en Internet Explorer.

Por lo que, si como usuario quieres asegurarte de ver correctamente las webs de hoy en día y quieres navegar de forma más segura por internet, deja de usar Internet Explorer.

Razón 3: es lento, muy lento

Podríamos apostar que –como mínimo- 9 de cada 10 personas que han utilizado Internet Explorer se han quejado de su velocidad de carga. De hecho, según datos del sitio LifeWire, muchos usuarios han informado que les lleva el doble de tiempo cargar una página en IE en comparación con otros navegadores.

Pero, ¿qué tan lento es Internet Explore? El portal TopTenReviews puntualiza que IE se toma unos largos 9,88 segundos en cargar un sitio web.

En pleno siglo XXI, con el uso actual que damos a internet, es difícil pensar que un navegador pueda atraer y fidelizar usuarios si no responde de manera rápida y eficiente a sus peticiones. Sobre todo con las tendencias que indican que un 25% de usuarios dejaría de visitar una web si les toma más de 4 segundos en cargar.

Razón 4: existen mejores navegadores en el mercado

Por todas las razones anteriores no debería sorprendernos demasiado la falta de nuevas funcionalidades y características novedosas en Internet Explorer, más allá de sus típicos toolbars.

Lo cierto es que después del lanzamiento de IE6, en 2001, al parecer Microsoft se rindió y dejó de invertir esfuerzos en la revisión de extensiones potencialmente problemáticas (con bugs) o en la creación de marcadores sincronizados y de una versión portable del navegador.

Todo esto (y mucho más) existe en otros navegadores como Firefox y Chrome.

Además, si estás utilizando una versión de 64 bit de Windows 7 y has intentado usar Internet Explorer, probablemente te has encontrado con la siguiente encrucijada: ¿debo usar la versión IE de 32 o 64 bit? Esta confusión tampoco se producirá si usas el navegador de Mozilla o Google.

La gran pregunta: ¿quién sigue usando Internet Explorer?

La historia reciente de internet sugiere que la razón por la que un grupo minoritario de usuarios sigue usando Internet Explorer es su origen. IE fue lanzado al mercado en 1995 para competir contra Netscape, que es considerado el primer navegador web de gran nivel.

Internet Explorer fue bien recibido ya que era gratuito y se instalaba automáticamente en el sistema operativo de Windows. Estas ventajas, junto con las inversiones realizadas por parte de Microsoft, permitieron que IE se convirtiera en 2003 en el navegador web más popular a nivel mundial, con un 96% de la cuota de mercado.

Años más tarde surgieron otras alternativas como Opera, Safari, Chrome y Firefox, que ganaron terreno al tiempo que Internet Explorer dejó de seguir las directrices del World Wide Web Consortium (W3C). Este hecho, de una u otra forma, marcó el comienzo del fin para el navegador de Microsoft.

Pero pese a su declive a nivel mundial, Internet Explorer sigue siendo una herramienta que aparece en los ordenadores de muchos usuarios.

Tal como indicó Chris Jackson en su polémico post, para algunos usuarios usar este navegador es la decisión por defecto para todas las situaciones ya que “es el botón fácil”. Pese a sus brechas de seguridad, su incapacidad para presentar correctamente los contenidos de una web, su extrema lentitud y a que existen claros competidores con mejores ofertas sobre la mesa.

En otras palabras, quien sigue usando Internet Explorer es aquel que probablemente no está aprovechando todas las ventajas de la navegación web del siglo XXI. ¿Tú eres uno de ellos?

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Adrián Barredo |

Full Stack Developer